La multinacional tecnológica IBM ha patentado una impresora que, si se llegara a comercializar, podría negarse a imprimir libros o textos protegidos por derechos de autor. De esta forma, la compañía estadounidense pretende impedir que se piratee el papel, una práctica que, el pasado 2014, costó alrededor de cien millones de euros a las arcas públicas.
La patente de la compañía estadounidense analizaría, a través de un escáner, si el escrito a imprimir está libre de «copyright». En el caso de que no esté incluido en su base de datos, cancelaría automáticamente la orden. De la misma forma, tendría en cuenta si el usuario posee licencias totales o parciales para la reproducción del escrito.
La base de datos de la supuesta impresora guardaría la totalidad de los registros oficiales de propiedad intelectual, patentes de EE.UU. y códigos ISBN. En caso de no tener derecho a la impresión, la máquina sugeriría la compra de la licencia, que podría ser pagada directamente desde casa o la oficina.
Pese a todo, la empresa tecnológica no tiene pensado, al menos a corto plazo, poner en práctica su idea. Uno de los principales problemas a la hora de comerciarla es la poca probabilidad de que los clientes quieran tener una impresora con estas características. Sus destinatarios potenciales serían aquellas oficinas en las que esté prohibida la reproducción de copias con derechos de autor.
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